Una "sequía" es un período prolongado de lluvias deficientes en relación con el promedio estadístico de varios años para una región. Pero debido a las diversas formas en que se mide, aún no se ha elaborado una definición objetiva de sequía en la que todos puedan estar de acuerdo.
Los cuatro tipos son: meteorológico (falta de precipitación), agrícola (falta de humedad en el suelo donde crecen los cultivos), hidrológico (bajos niveles de agua en lagos y embalses) y socioeconómico (escasez de agua potable y corriente).
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Los meteorólogos predicen la sequía basándose en los patrones de precipitación, el flujo de los arroyos y la humedad del suelo durante largos períodos de tiempo.
En los Estados Unidos, es más probable que ocurran sequías en el Medio Oeste y el Sur.
En los Estados Unidos, las sequías pueden tener un impacto importante en la agricultura, la recreación y el turismo, el suministro de agua, la producción de energía y el transporte.
Las pérdidas a nivel nacional por la sequía de 1988 en Estados Unidos excedieron los $ 40 mil millones, más que las pérdidas causadas por el huracán Andrew en 1992, las inundaciones del río Mississippi en 1993 y el terremoto de San Francisco en 1989.
Los efectos de la sequía dificultan el mantenimiento de los cultivos alimentarios. Una sequía prolongada podría provocar hambruna.
En el Cuerno de África, la sequía de 1984-1985 provocó una hambruna que mató a 750.000 personas
En los Estados Unidos, Occidente ha experimentado menos lluvias durante los últimos 50 años, así como un aumento en la severidad y duración de las sequías; esto ha sido especialmente preocupante en el suroeste.
A medida que el clima se calienta, se espera que las sequías se vuelvan más frecuentes y graves en algunos lugares
